La ruta de hoy nos lleva a un pueblo que no tiene pocos habitantes... literalmente, ¡no tiene ninguno! Bellidas es un pueblo que dejó de serlo hace 90 años. Y lo más increÃble es que está a solo 700 metros de la A-1, en lÃnea recta. Nunca fue una localidad grande, pero hay escritos que en torno al año 1550 censaban allà 11 familias, tenÃan taberna y panaderÃa, algo considerable para el tipo de poblaciones que habÃa por entonces en la zona. El caso es que con el paso del tiempo, Bellidas fue perdiendo población hasta que, con la llegada de la Guerra Civil, quedó un solo habitante, que lo terminó abandonando a mediados del siglo pasado.
Hoy en dÃa, solo se mantiene en pie el caserÃo de Bellidas, la primera de las casas que se encuentran al llegar, de importante tamaño, y con su huerta y pozo, en la que dicen que desde los 90, vive, a temporadas, un conocido actor que lo usa como lugar de retiro y ensayo, cuando sus compromisos se lo permiten.
Cogiendo la A-1 hasta la salida 79, que indica Piñuécar y La Serna del Monte, se toma el desvÃo a Piñuécar, que discurre cerca de un kilómetro en paralelo a la autovÃa, hasta que se llega a una gasolinera. El amplio aparcamiento que hay junto a la gasolinera es un buen lugar para aparcar e iniciar la ruta. Nada más comenzar la carretera, que parte de la glorieta, en dirección a Piñuécar, sale un camino que se bifurca en dos (A): uno, a la izquierda, hacia una urbanización; y el de la derecha, hacia Aoslos, que nos conducirá al despoblado de Bellidas.
El camino es llano, amplio, y sin pérdida. Avanzando unos 500 metros, a la izquierda del sendero, al fondo de un gran prado, podemos ver la espadaña (B) de lo que fue la iglesia medieval de Santo Domingo, que acogÃa a los feligreses de los pequeños núcleos que la rodeaban, y de la que solo queda este campanario. Y poco más de un kilómetro después, se llega finalmente al caserÃo de Bellidas (D), pasando antes junto a los restos de lo que fue una baterÃa de artillerÃa en la Guerra Civil (C).
Desde esta única casa con señales de estar habitada que está pegada a la pista, se inicia un camino que se adentra en lo que fue el pueblo. Caminando por el camino principal, que fue en su dÃa la calle Real, entre árboles y maleza, se descubren los muros derruidos de las antiguas casas de Bellidas, hasta llegar a una última casona (E) que conserva su estructura, a falta del tejado. Desde aquÃ, podemos continuar el camino, entre bosques y prados, hasta llegar al arroyo de Pozas (F), por el sendero que termina en la vecina población de Aoslos, también en la Sierra Norte de Madrid.
Actualizado:
|
© TurMedia Turismo, S.L. 1997-2018 |
Contactar con sierranorte.com | Aviso legal