Hoy caminamos por La Hiruela

24 / 01 / 2025

La Hiruela es el pueblo de Madrid más alejado de la capital. Por los años 80, apenas quedaba gente viviendo allí, pero el desarrollo del turismo rural ha facilitado que 40 años después, aunque, apenas ha crecido en tamaño, sea uno de los pueblos que mejor conserva el estilo serrano de construcción. Este es uno de los motivos que invitan a pasear por las escasas calles de este pueblo, que es como una vuelta al pasado por uno de los lugares más bonitos de Madrid.

Durante mucho tiempo, La Hiruela vivió con cierto aislamiento. Para llegar, hay que pasar por un puerto de montaña, el de La Hiruela, que, a pesar de no llegar a los 1.500 metros, con la llegada del frío se podían quedar incomunicados durante semanas e incluso meses. Las actuales infraestructuras y el buen hacer de las quitanieves hacen que rarísima vez se corte por nieve alguna carretera de la Sierra Norte de Madrid.

Ese aislamiento propició que La Hiruela fuese autosuficiente, y era conocida en la zona por su cantidad de árboles frutales, cosa que rememoran, en octubre, con la Fiesta de la Recolección del Pero (el pero es como llaman al tipo de manzanas que más abundan allí), con muchas actividades, paseos guiados, mercado, degustaciones, actuaciones... es un buen plan para apuntarse en la agenda.

De las rutas más conocidas de La Hiruela, sin despreciar al resto, destacamos la que llega al molino junto al Jarama, y que llaman La Senda de los Oficios de la Vida.

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Dejando el coche en el aparcamiento que hay justo a la entrada, cruzamos el pueblo por una de las dos calles que llegan a la plaza donde están el ayuntamiento y la iglesia (A), mientras nos fijamos en los detalles de las casas. Bajando por la calle de la Dehesa, a la derecha de la iglesia, comienza el camino que desciende hacia el río Jarama. Al terminar la calle, pocos metros después, se continúa recto por el sendero (B) que va junto a las lindes de piedra.

Lo primero que nos vamos a encontrar son los huertos de frutales (C), hasta que nos adentramos en un robledal... Poco después, nos podemos desviar para observar un colmenar tradicional (D), donde vemos otra de las maneras de cómo se ganaban la vida, recolectando la miel. Bajando un poco más, llegamos a una pradera junto al río, donde se encuentra el molino harinero (E), otro de los oficios, y que, a partir de primavera, se puede visitar bajo reserva.

La pradera es un buen lugar para hacer un descanso, y después continuar de regreso hacia la carretera que va hacia los pueblos de Guadalajara, por donde podemos ir unos metros para llegar a un camino que nos conduce a la Carbonera (F), una reproducción de las pilas de leña que se hacían para obtener el carbón vegetal. Y desde aquí, volviendo a la carretera, una vereda nos lleva rápidamente, de nuevo al pueblo.

En esta ruta, hemos recorrido huertas, colmenares, molinos y carboneras, que corresponden a los oficios más habituales de este lugar. Además, podemos completar la visita disfrutando de una deliciosa comida serrana en Casa Aldaba e incluso aprovechar para pasar la noche en sus encantadores alojamientos rurales.

[Ver otras Sendas Madrileñas]

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