Para iniciarse en la práctica del senderismo, no hay mejor motivación que hacer una ruta que sea sencilla y atractiva. Es el caso de la Presa del Pradillo, en RascafrÃa, uno de los pueblos con más encanto de la Sierra Norte de Madrid.
La gran diversidad de RascafrÃa ofrece rutas y paisajes muy distintos. Ya hemos tratado en propuestas anteriores de Sendas Madrileñas en Onda Cero, encantadores y fáciles paseos como el del camino que une RascafrÃa y El Paular, la sorprendente e impresionante visita al Monasterio de El Paular y al Bosque de Finlandia... Ahora, proponemos la Presa del Pradillo, un pequeño lago entre bosques y montañas, que es el primer remanso de agua que forma el rÃo Lozoya.
Aunque lo podemos alargar, ir a la Presa del Pradillo no tiene dificultad. Es un paseo muy corto, poco más de medio kilómetro, hasta llegar al muro que forma la presa, y donde cae una cascada que se forma al rebosar el agua. Si es un dÃa soleado, el reflejo de los árboles y las montañas sobre la calmada superficie de agua son motivos más que suficientes para compensar el mÃnimo esfuerzo que supone el paseo hasta allÃ.
Para llegar a la Presa del Pradillo, desde RascafrÃa se toma la M-604, en dirección a Cotos, y después de pasar El Paular, al final de una larga recta en la carretera, se llega a una zona llamada La Isla, donde hay dos desvÃos a varios restaurantes entre el gigantesco pinar. En el aparcamiento del segundo desvÃo se puede dejar el coche, para comenzar a caminar hacia el último de los restaurantes, al que se llega cruzando el rÃo por un puente. Siguiendo el camino que va en paralelo al Lozoya, se llega, en poco más de 500 metros, a la presa y la cascada que allà se forma. Salvando los pocos metros que tiene la presa, tendremos a la vista la preciosa estampa que forma el pequeño embalse, al estilo de los lagos de montaña.
Desde allÃ, podemos rodear el lago, en una vuelta de menos de un kilómetro, para volver por la orilla contraria, o continuar el camino junto al rÃo entre bosques y pequeñas cascadas, durante un par de kilómetros más, hasta el Puente de la Angostura, una construcción que data de tiempos de Felipe II para facilitar el acceso al Monasterio de El Paular.
De vuelta, no olvidéis dar un paseo por el casco urbano, comer en alguno de los restaurantes de RascafrÃa o incluso aprovechar la ocasión para disfrutar de un completo fin de semana allà en alguno de los alojamientos rurales de RascafrÃa.