Cuando aprieta el calor, otra manera de descubrir preciosos rincones de la Sierra Norte de Madrid es dejar las botas de trekking y cambiarlas por un bañador para navegar por sus embalses y descubrir los paisajes desde otra perspectiva.
Cervera de Buitrago es un pueblo ligeramente apartado, al que se llega desde El Berrueco, pasando la presa de El Villar, y donde, además de alguna que otra "playita" que se forma en las orillas del embalse de El Atazar, está la única área náutica de la Sierra Norte, con su muelle, rampa para bajar barquitos, y, además, hay empresas que alquilan kayaks, tablas de windsurf, pádel surf, barcos de vela...
Aunque en algunos otros embalses de la Sierra Norte de Madrid también se hacen actividades de este tipo, es en el embalse de El Atazar, y, en concreto, en Cervera, donde durante todo el año puedes ver atracados un buen número de barquitos de vela, se hacen regatas, piragüismo, paddle surf... y cualquier otra actividad que no sea de motor, ya que, hay que tener en cuenta que es un embalse de abastecimiento, y no puede ensuciarse el agua con los desechos de los motores. Incluso, en verano, sus aguas son escenario de los conciertos flotantes en el Embalse de El Atazar, que este 2025 se celebran el 23 y 24 de julio.
Cuando aprieta el calor, alquilar piraguas, kayak o tablas, y cruzar parte del embalse buscando los rincones de la Sierra Norte de Madrid, vistos desde el agua, y donde hay lugares a los que no llegan caminos, es una buena opción para descubrir los antiguos valles por los que discurrÃa el Lozoya, y que desde hace más de 50 años se han cubierto para almacenar gran parte del agua que abastece a nuestra comunidad.
Salvo que estés muy cerca de la orilla, no podrás apreciar la profundidad, que es bastante variable, aunque la media está en torno a los 40 metros, llegando a superar los 100 metros en la zona de la presa de El Atazar.
Hay muchas posibilidades de rutas por el embalse, pero una de las más atractivas es ir desde el puerto de Cervera, aguas arriba, hacia la presa de El Villar, cruzando el embalse (que por Cervera supera el kilómetro de ancho) e irse adentrando hacia la garganta que se forma en El Villar. Es bastante agradable, refrescante e incluso divertido.
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